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Recuerdos de Sangre - Capítulo 1: Una lucha por la supervivencia

  • Foto del escritor: Kyon Andres
    Kyon Andres
  • 3 feb 2018
  • 6 Min. de lectura

El pequeño parque lucía abandonado, destruido y desgastado por el paso del tiempo. Los pequeños insectos del lugar y sus sonidos abrazaban al parque para darle vitalidad. Un jadeo resonó en todo el lugar, los insectos quedaron en silencio ante la presencia de una invitada no esperada.


Una niña de aproximadamente cinco años atravesaba el parque a toda velocidad, llevaba un vestido rosado de una pieza que le llegaba a los tobillos, sus pies eran protegidos por unos zapatos rojos cubiertos de polvo. Su cabello castaño lucía desalineado, dos coletas caían a cada costado de su rostro. Sus pies tropezaron y cayó pesadamente al suelo, una raspadura apareció en su brazo izquierdo, sin hacer caso al dolor, la niña se arrastró por el suelo hasta colocarse atrás de unos árboles.


La luna brindaba la poca iluminación al lugar. Los zapatos de la niña mostraban manchas de sangre que aún no estaban secas. Llevó sus dos manos a su boca para evitar causar un sonido involuntario.


Las hojas secas que cubrían el césped y tierra del lugar crujieron al sentir el peso de varios kilos de huesos y carne que las pisaban. La niña sintió como una lágrima caía por sus ojos. En el centro del parque se detuvo un chico de cabello negro, vestía una camiseta y pantalón del mismo color.


—Puedo escuchar los latidos de tu corazón


Dos lágrimas adicionales recorrieron los pómulos de la niña, mientras se escapaban por dentro de su vestido. El sujeto causó un sonido de los huesos de su cuello al estirarlo y avanzó en dirección del árbol donde se encontraba su víctima.


—¡Detente ahí! —gritó una voz femenina


El chico sonrió al escuchar la voz, la luz de la luna iluminó sus dientes blancos que mostraban unos prominentes colmillos. Dio media vuelta y sonrió al ver a la dueña de esa dulce voz.


—Teresa. Me sorprende tú energía para darme caza, me siento como el mejor ciervo del bosque ante la brutalidad humana.


La joven no respondió a la provocación, lo conocía muy bien; incluso antes de que se convirtiera en ese ser tan sanguinario.


—¿No hay respuesta hoy? ¿Te comió la lengua el gato? —se mofó nuevamente


—Marcos —interrumpió la joven rápidamente —. Nunca me han causado risa tus chistes. Siempre pésimos


—Oye —reclamó Marcos con una sonrisa —. Eso hiere mi corazón.


Marcos miraba a la joven con detenimiento, estaba seguro que si su corazón aún latiera estaría a un ritmo superior, después de todo aún a pesar de su muerte, seguía enamorado de ella. Al mismo tiempo su presencia le molestaba, recordaba cómo habían sucedido todos los hechos hasta el presente.


Teresa por su parte llevaba dos tatuajes de cruces en las palmas de ambas manos. Dos largas dagas colgaban de un compartimento en su pantalón militar. Intentaba concentrar su mente en el objetivo, eliminarlo totalmente.


—Creí que no sería tan fácil encontrarte, pero supongo que la costumbre es más fuerte que la razón. Después de nuestro encuentro en las frías tierras de Rusia, no imaginaba te establecerías en un país sudamericano.


—Rusia. Escuché que alguien aniquiló a Kozlov. Te envió mis más grandes felicitaciones.

—No te preocupes lo encontrarás pronto, prometo darte una muerte más rápida que la que tuvo Kozlov —completó Teresa tomando una daga en su mano


—¡Oh! —expresó al instante que le daba la espalda —. Comprendo lo que está sucediendo. Sigues molesta porque disecamos, disculpa, asesinamos a toda tu familia y a la molestia de tu primo ¿cierto? —se mofó Marcos con un tono infantil


—Y yo que creía que eras molesto en vida. Has roto el record ahora de muerto


—Aún no conoces nada


—¿Tratabas de merendar a esa niña? —gritó Teresa con furia—. De no haber sido por mi presencia, la niña estuviera muerta.


—¡Por supuesto que no! —gritó Marcos molesto ante la aseveración. Dio una p0ausa y sonrió —Mi objetivo era desayunar ¿Acaso no te fijas que recién es las siete de la noche?


Teresa cerró su puño ante la risa de Marcos con el final de su frase.


—Eres un miserable —gritó Teresa, de un rápido movimiento saltó hacia la cabeza de Marcos, pero este con la agilidad que tenía como no muerto la esquivó sin problema alguno. Teresa chocó sus dientes con molestia, reaccionó rápidamente y levantando su codo, golpeó el pecho de Marcos, causando que retrocediera.


—¡Felicidades! Eres la primera humana que me ha golpeado…— declaró acercándose a la niña en el árbol —. Bueno, que ha sobrevivido


El grito de dolor de la niña heló la sangre de Teresa, al mirar los pequeños dedos tensados de la niña, no podía hacer nada, la sangre caía por el cuello y la niña cerraba los ojos en agonía.


Teresa tomó la otra daga y se preparó para atacar, observó cómo Marcos lanzaba algo hacia ella y lo esquivó rápidamente, al escuchar el sonido del impacto notó que el objeto, en realidad era el cuerpo inerte de la niña.


—Bueno, para un desayuno en esta zona del mundo no está nada mal —declaró Marcos descansando su cuerpo en el tronco de un árbol. Teresa observó que las manos de la niña habían quedado en posición de tensión, sus últimos movimientos de vida. Cerró los ojos por un instante mientras tomaba aire y lo expulsaba con tiempo cronometrado.


—¿Qué demonios te paso Marcos? —gritó la joven con furia. Los tatuajes de su mano empezaron a brillar al sentir la ira de la joven.


El vampiro levantó la mirada mostrando confusión y burla en su rostro.


—Eras un joven amable, amigable, honrado. Ahora ¿Qué eres? —preguntó con molestia, tomó una breve pausa y continuó—. Un asesino a sangre fría


Teresa cayó al suelo y golpeó el piso con furia. Nuevamente no había podido salvar a nadie.


—No me hagas reír, somos vampiros los que dominaremos este mundo, ustedes los humanos solo fueron creados para ser los nuevos envases abre fácil— contestó cínicamente


—La niña que acabas de asesinar solo tenía cuatro años ¿Cómo no puedes tener remordimiento con eso? —reclamó Teresa cerrando los ojos de la niña con su mano. Se levantó y observó a Marcos con furia, sus ojos parecían de vidrio, por las lágrimas que se acumulaban en sus ojos. Marcos notó inmediatamente como la mezcla de ira y frustración la estaban invadiendo. Sabía el dolor más grande para ella era verlo convertido en ese ser, sangriento y frío como lo llamaba.


—Por favor no me digas que te vas a poner a llorar, cuando tu primo murió no estuviste así. Bueno en realidad estar en un psiquiátrico ayuda ¿es correcto? —expresó el vampiro comenzando a reír de forma escandalosa.


—Parece que definitivamente te gusta hacer sufrir a tus víctimas hasta el final ¿no es así Marcos? —habló una voz masculina a sus espaldas. Teresa observó un rostro familiar, alguien que compartía el pasado con ellos tres. Alguien que en su momento apreció a Marcos.


—Vaya, pero si eres tú Simón ¿Cómo ha ido tú vida? —completó con gran interés—. Sobreviviste a la caída del abismo, es una lástima que ahora te conviertas en mi primera bebida del día — se mofó Marcos sin perder el contacto visual


—No me hagas reír, puede que seas un vampiro, pero no serás el primero al que elimine— completó Simón con seriedad.


—Sabes me gusta esa seriedad, definitivamente cometí un error al no convertirte en un vampiro, tu perfección, belleza e inteligencia te convierten en uno de nosotros— completó Marcos


—¿Por qué los vampiros son tan gays? —preguntó Simón con enfado


—Vaya, eres un completo imbécil, no diferencias la belleza eterna —esclareció Marcos con enfado, aquel comentario lo había molestado en un nuevo nivel.


Una pequeña risa femenina e infantil resonó en el ambiente. Por las sombras del lugar apareció una joven de piel blanca y rostro fino, su cabello rubio y ojos castaños le hacían parecer un ángel. Se acercó y abrazó a Marcos.


—Prudence ¿Saliste a comer un buffet? —señaló Marcos mordiendo sus labios


Teresa y Simón se colocaron uno junto al otro. Si algo ambos compartían aparte de su odio a los vampiros, eran las bromas de Marcos sobre los seres humanos. No solo los molesta, sino que les causaba un nerviosismo.


—Marcos, has pasado de tu vida perfecta con buenos sentimientos a una maldita con ira y sangre, pero hemos venido a terminar contigo —anunció Simón mirando a Teresa—. Ambos


—Definitivamente me llevas al pasado con esos recuerdos que mencionas ¿Mi vida pasada? Nada importante, claro recuerdo lo idiota que era al creer en toda la falsedad de sentimientos creados por los humanos para sentirse superiores. Por favor, eso es solo un cuento para asustar a los pequeños vampiritos


—Cariño, no debemos hacer caso a cosas tan sutiles, para nosotros que recién empezamos a vivir en la eternidad no debería importarnos nada del pasado— esclareció Prudence


Marcos abrazó a Prudence. Los dos sujetos al frente suyo serían una molestia, pero lo que le irritaba era el hecho de traer a su memoria, la oleada de hechos que iniciaron el reinado de los vampiros en la tierra.

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©2022 por KyonAndres Fanfics

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