Más allá del silencio
- Kyon Andres
- 14 jul 2019
- 7 Min. de lectura
Generó un leve suspiro en el mismo instante que movía sus brazos. Su organismo comenzaba a enviar ordenes neurológicas por todas partes, finalmente estaba despertando. Sus ojos de color negro se abrieron y miraron el techo de color blanco, rápidamente su atención se enfocó en los rayos de luz que entraban por la cortina blanca de su ventana. Nuevamente no había escuchado la alarma y llegaría tarde a sus clases en la universidad.
De un veloz movimiento lanzó a un costado una de las cobijas con la que se había protegido del frío en la noche anterior, tomó asiento en su cama y sus pies tocaron la textura de la alfombra color azul. Llevó ambas manos a su rostro y las frotó rápidamente, intentaba alejar los rastros de sueño que aún quedaban impregnados.
Se levantó y dirigió a la puerta, estaba por salir cuando cayó en cuenta únicamente llevaba puesto su bóxer. Pensó en cambiarse, pero desistió de la idea, su novia debería ya haber salido de la casa y su hermano, lo más seguro era que seguiría durmiendo varias horas más. Caminó pocos pasos para llegar al baño, lavó su rostro con agua fría y se cepilló los dientes, era hora de comenzar un nuevo día.
Rápidamente sus sentidos le advirtieron de lo que pasaba a su alrededor, no podía escuchar ningún ruido, su perro no ladraba, los vecinos no habían encendido su música extraña, los carros no pasaban por la calle, ni siquiera se escuchaban los insectos característicos del verano. Había un silencio totalmente desalentador.
Asomó su rostro a una ventana y comprobó la realidad, no había nadie en las afueras, su comunidad lucía totalmente desolada. Corrió a la habitación de su hermano y empujó la puerta con fuerza, más silencio, no había nadie. Sintió como la respiración aumentaba en su cuerpo, no tenía sentido.
Rápidamente fue a su habitación donde se colocó un pantalón y una camiseta. Bajó por las escaleras y salió a la calle. La calle lucía desolada, varios carros permanecían en las vías, como si hubieran sido abandonados de improvisto, dejados al abandono. Golpeó una de las casas de los vecinos, sin respuesta. Llevó su mano derecha a su cabeza y se dio un golpe, estaba molesto por haber omitido lo principal, su celular.
Regresó a su habitación y tomó su celular, el cual estaba completamente muerto, sin un simple porcentaje de batería. Tomó un cargador y lo conectó a la pared, no hubo respuesta. Fue en ese instante que cayó en cuenta que no había luz en toda la casa, su mente le susurraba que quizá no había luz en toda su comunidad.
Maldijo para su adentro y salió en carrera por la calle principal de su casa. Caminó por varios minutos alejándose e investigando en todas las casas que estaban a su alcance, el resultado era el mismo en todo lugar, no había nadie. Su mente buscaba razones lógicas, pero no hallaba ninguna ¿Quizá era un simulacro de emergencia del cual no se enteró? ¿Algún accidente o evacuación de emergencia? ¿Quizá terminó en otra dimensión?
Negó con su cabeza, sus ideas imaginarias de ciencia ficción no le iban a ayudar en ese momento. Llegó al centro de la ciudad para notar que muchos locales comerciales estaban cerrados. Debían estar abiertos varios de ellos horas atrás, era como si todo se hubiera detenido en el tiempo.
Las dudas cruzaban por su mente y las preguntas lo inundaban, sentía que su corazón iba a explotar ¿Qué tal si era la única persona en la tierra? Había caminado varias horas por distintos lugares de la comunidad y en todos, el panorama era similar, casas y carros totalmente abandonados y lo peor de todo, no había rastros de energía eléctrica o señal de radio.
Se sentía totalmente devastado al no encontrar una explicación racional a lo que sucedía en su hogar. Estaba vulnerable en todos los aspectos, y antes de poder siquiera darse cuenta, los inicios de paranoia comenzaron a atacarlo. Sentía que alguien lo observaba en un punto ciego. Este sentimiento empeoró llegada la noche. Estaba lejos de su casa y había optado por entrar en un pequeño hotel. En su mano sostenía una linterna con baterías, las cuales no brindaban la energía necesaria.
—Lo único falta es que me ataque algún zombi —pensó para sus adentros con evidente molestia. Sus dientes mordieron con fuerza los labios, causando que una pequeña cantidad de sangre cayera lentamente.
En ese instante escuchó un sonido familiar. Con sigilo se acercó a una ventana y comprendió el origen del sonido. Una persona caminaba por la calla pisando las hojas secas de los árboles, estaba agradecido del otoño, ya que le había alertado de la presencia de alguien más. Esa persona llevaba una larga gabardina que cubría todo su cuerpo, en su mano derecha llevaba un palo de madera grueso. No había alguna otra forma de identificar a esa persona, la oscuridad de la noche le envolvía.
Sus pies quisieron salir a la calle para encontrarse con esa persona, pero su cerebro no se lo permitió. Casi todo el mundo había desaparecido en ese lugar y de repente se encuentra con alguien. ¿Qué tal si esa persona tenía parte de culpabilidad en todo lo que sucedía?
Su mirada se enfocó en ese individuo que caminaba por la calle buscando algo en los carros que estaban estacionados. Su mente iniciaba un plan a realizar para indagar más, cuando notó como una fuerte luz alumbró todo el lugar, una luz blanca que evidentemente era artificial. Vio como esa persona de la calle corrió en dirección del hotel.
Su oído se agudizó para ver a donde corría esa persona, pero no escuchó nada en el hotel. Asomó su rostro por la ventana para ver el origen de la luz, pero inmediatamente retrocedió al notar que la luz se movía. Según su lógica algún objeto de gran magnitud tenía que moverse en el cielo para generar ese efecto. La luz de improvisto alumbró al hotel, intentó moverse cuando sintió una mano que cubría su boca.
—No hagas ruido, ni te mueves. O moriremos ambos —susurró una voz femenina en su oído derecho. La luz empezó a tener mayor intensidad por un período de cuatro segundos antes de moverse a un edificio cercano.
Sentía como el sudor caía por un costado de su rostro, estaba aterrado por todo lo que estaba pasando. Aun así, quería una explicación lógica para todo lo que acontecía en el lugar.
Notó como la mano que cubría su boca se alejaba. Giró su cuerpo en ciento ochenta grados y vio a la persona de la calle, llevaba una gorra negra y cabello castaño claro caía alrededor.
—¿Qué…? —intentó indagar rápidamente
—No aquí —respondió secamente. Con su mano hizo una seña para que lo siguiera. Él lo pensó por dos segundos, pero estaba seguro que esa persona sería un riesgo menor a la luz que observó momentos antes.
Ambos descendieron por la escalera y salieron rápidamente del hotel. La luz en la calle era más intensa y estaba registrando varios edificios. Su mirada se dirigió al origen para notar que venía de las nubes. La joven le hizo una señal para entrar en la espesura de un bosque cercano. El aire chocó con su rostro, pero no dejaba de sentirse diferente, la falta de ruido humano o de los animales era aterrador. Llegaron a un punto del bosque y pararon.
—Entiendo que muchos prefieren ser borrados por la luz. ¿Pero a estas alturas era tú mejor opción? —le preguntó la chica con la voz agitada
—¿De qué hablas? Me desperté en la mañana y no había nadie. No entiendo que sucede.
—¿Esta mañana? —indagó con sorpresa. Llevó su mano derecha a la gorra y se la quitó. Dos ojos color miel la miraban con sorpresa—. ¿Quieres decirme que has estado durmiendo todas estas semanas?
Sintió como un frío recorría todo su cuerpo y con la boca seca decidió proseguir con la pregunta —. ¿Semanas?
—Vaya, sí que estás jodido. Varias semanas atrás, uno de los potenciales meteoritos a chocar con la Tierra se acercaba rápidamente, al estar cerca de la luna simplemente desapareció. Fue la noticia más grande para el planeta, se dejaron de lado todos los demás temas y fue evidente el temor y preocupación en los principales gobiernos.
Su mente recordó por un instante ese tema. Las noticias hablaban de un meteorito que se acercaría bastante a la Tierra, pero las probabilidades de desvío eran mayores, esto en el caso que la atracción gravitacional de Júpiter no surtiera efecto anteriormente
—Fue entonces cuando el cielo se oscureció en todo el planeta. En nuestra órbita se ubicó un objeto de un material similar al metal. El cual generó una luz blanca intensa que desintegró a casi el cien por ciento de la humanidad
Su mente generó la imagen de su novia y hermano.
—Sin embargo, algunos no fuimos afectados por esa luz y ahora nos buscan y persiguen. No sé quiénes son, pero quieren eliminarnos a todos.
—¿Cómo es que para mí todo comienza hoy?
—No lo sé —respondió la joven con un suspiro—. Yo creo…
Antes de terminar la frase, una luz blanca la inundó y su cuerpo se desintegró.
—¿Qué? —comentaba ante su sorpresa. La luz desapareció y estaba nuevamente solo. Quiso salir corriendo, pero sus piernas no respondían a sus deseos.
—La humanidad se ha convertido en un obstáculo en la evolución de este universo. Cuando eliminamos a la raza humana teníamos en mente una razón de éxito del cien por ciento. Lastimosamente no fue así, porque algunos humanos tenían su código genético evolucionado.
Sus piernas temblaban, no solo era el hecho de estar acorralado, sino que no comprendía el origen de la voz. Antes de poder analizar más la situación, notó como la luz blanca lo cegaba, cubrió su mirada con los brazos, aunque sabía era su final.
Al bajar sus brazos cayó en cuenta seguía vivo. Pero el balde de agua fría cayó enseguida, notó que estaba de repente en otro lugar. A su alrededor observó a varias personas que permanecían de pie o sentadas. Todos estaban en una habitación con un gran vitral.
Los rostros de cada persona en el lugar eran una representación de la tristeza y una evidente pérdida de esperanza. Se acercó al vitral y sus ojos dibujaron el terror en su rostro. Afuera había varios seres humanoides con pieles de diferentes colores, los cuales se encargaban de ejecutar una sola acción, trabajos para miles de humanos encadenados.
Su mente comprendió todo, la luz no los aniquilaba, los transportaba a otro lugar para servir como esclavos. La voz tenía razón en algo, era la erradicación de la humanidad. Intentó averiguar algo, cuando sintió como una compuerta se abrió a sus espaldas. Los gritos de las otras personas inundaron el ambiente, cerró sus ojos unos segundos y deseo haber sido eliminado por la luz.
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