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Looking for Something - Capítulo 8: Bos Namad

  • Foto del escritor: Kyon Andres
    Kyon Andres
  • 15 oct 2017
  • 7 Min. de lectura

Distrito Juuban, La Tierra


Giselle caminaba con sus compañeros por las calles mientras observaba el amuleto que había conseguido en el templo Hikawa unas horas atrás. Recordaba cómo se lo habían obsequiado al darse cuenta que no tenían dinero.


—Definitivamente la peor excusa posible —exclamó Hisako con un tono de molestia, seguido de un largo suspiro. Sus hombros bajaron unos centímetros, mostrando resignación.


—Esas tres chicas tenían un reiki superior a la media de este planeta. ¿Tendrán algo que ver con la esencia? —respondió Bulow sin dar importancia al comentario


—Me sorprende que las fuerzas de Abaddon no hayan asistido con toda su destrucción al lugar. ¿O quizá, ya encontraron la esencia? —murmuró Shinji con pesimismo. Su mente imaginaba el peor de los escenarios para todas las dimensiones y planetas.


—De ser así estoy segura hubieran hecho algún escándalo. Dar a conocer la existencia de Abaddon y sus planes. Han hecho eso en todos los planetas a los que han llegado —respondió Fiura. El viento agitaba sus cabellos, un escalofrío recorrió su cuerpo. El viento venía acompañado de gritos desgarradores de los espíritus del lugar, definitivamente algo malo estaba por suceder.


—A final de cuentas… ¿Deberíamos…? —preguntaba Giselle antes de quedar en silencio. Junto a sus cuatro compañeros dirigieron sus miradas hacia el centro de la ciudad, varios puntos de reiki empezaban a aparecer por toda la ciudad.


—Son ellos —gruñó Bulow llevando instintivamente su mano dentro de la chaqueta—. Están apareciendo por todo lado


—Hay una acumulación de ellos en un punto y siento la presencia de las tres chicas anteriores por ese lugar, deberíamos ir hacia allá —sugirió Fiura con prisa, dejó de lado la ropa que cubría su vestimenta cotidiana.


—La ciudad está en peligro, deberíamos separarnos. Apoyar en lo necesario y posteriormente, tener como punto de encuentro ese lugar, a brevedad posible —declaró Hisako con sus cadenas en la mano


Los cinco guerreros asintieron mutuamente y en cuestión de segundos corrían en diferentes direcciones de la ciudad.


Centro de Juegos, Distrito Juuban, La Tierra


Usagi, Ami y Rei miraban aterrorizadas como nubes de humo oscuro y fuego consumían la ciudad en medio de un caos de gritos y desesperación de sus habitantes. La tranquilidad se esfumó hace pocos segundos y observaron por la ventana como un grupo de soldados con uniformes metálicos atacaban a todo espacio.


—Debemos salir a enfrentarlos —declaró Rei con molestia, cerró su puño con ira. Se sentía impotente por no haber detenido la destrucción.


—¡Usagi! ¡Rei! —gritó una voz


—¡Ami! —prosiguió otra voz


Las tres chicas observaron cómo dos chicas corrían en su dirección. La primera era una chica de cabellos rubios y un listón rojo en el mismo, ojos azules. La segunda era una chica alta de cabello castaño y ojos verdes.


—¡Minako! —contestó Usagi dirigiéndose a la primera chica


—¡Makoto! —completaron Rei y Ami al mismo tiempo


—¿Qué está sucediendo? —preguntó Makoto—, ¿Quiénes son estos sujetos que han aparecido por toda la ciudad?


—¿Están en todo lado? —preguntó Rei con preocupación, ellas cinco no podían estar en diferentes lugares al mismo tiempo.


Un fuerte temblor sacudió el espacio, el lugar comenzó a caer en pedazos. Las chicas corrieron en diferentes direcciones para resguardarse. Al terminar el temblor, el centro de juegos quedó convertido en cenizas. Sus ojos eran testigos de la destrucción de su querida ciudad, cientos de personas quedaban atrapadas en los escombros y las demás eran acribilladas por las fuerzas de Abaddon.


Usagi observó que junto a ella estaban Minako y Ami. Un resplandor las alertó de una esfera de energía que se dirigía hacia ellas, de un rápido salto, evadieron el ataque.


—Vaya, primeras personas que evaden mi ataque —declaró un soldado enemigo, su armadura cubría la totalidad de su cuerpo, llevaba un caso que tenía un visor transparente por donde se observaban unos ojos oscuros.


—¿Quién eres? —gritó Minako con molestia


—Eso no tiene importancia pequeña. Estás por morir.


Minako sacó un bolígrafo de su bolsillo, el mismo era de color rosado, llevaban unas pequeñas alas y un signo en un círculo superior—. Por el Poder del Cristal del Planeta Venus ¡Transformación!


La esfera con el signo empezó a brillar, una luz dorada en forma de estrellas apareció en el ambiente y envolvió a Minako en cuestión de segundos. Al desaparecer la misma la chica tenía un uniforme de marinera de falda naranja, su cabello rubio se veía más abultado. En la parte posterior de ella una corona de flores en forma de corazón brillaba.


El soldado parpadeó varias veces —¿Qué rayos es eso? —preguntó finalmente


—Soy una Sailor Scout que lucha por el amor y la belleza. Soy Sailor Venus y te castigaré en el nombre de Venus.


Usagi y Ami sacaron dos bolígrafos más.


Ami gritó—. Por el Poder del Cristal del Planeta Venus ¡Transformación! —


Una luz azul como hilos envolvía a Ami, enseguida se convirtieron en burbujas que la envolvieron. Al desaparecer tenía el mismo uniforme, a diferencia que era azul. Un símbolo de un arpa apareció a su espalda con un gran brillo.


—Soy una guerrera que lucha por el amor y el conocimiento. ¡Soy Sailor Mercury, y te castigaré en el nombre de Mercurio! —


Por su parte Usagi sacó un broche en forma de corazón dorado con algunas piedras de colores alrededor.


—Eternal Sailor Moon. ¡Transformación! —gritó Usagi. El broche se abrió mostrando una estrella roja en su interior que brilló. Un sinnúmero de luces y alas aparecieron para envolver a Usagi. Su traje de marinera consistía en una falda de tres colores, amarillo, rojo y azul. Unas hombreras en la blusa y alas blancas nacían de su espalda. Unas botas largas hasta la altura de la rodilla completaban el atuendo.


—Soy una Sailor Scout que lucha por el amor y la justicia. ¡Soy Sailor Moon y te castigaré en el nombre de la Luna! —


Las risas del soldado se escucharon por todo el lugar, cuando recobró la tranquilidad declaró—. Es lo más ridículo que he visto en mi vida.


Las tres sailor scouts fruncieron las cejas ante tal comentario.


—Es hora de poner fin a tus malévolos planes —gritó Sailor Venus con molestia.


—Lamento decepcionarte —declaró el soldado con una pesada respiración—. Los planes son del gran Abaddon, conde del infierno y futuro gobernante de toda la existencia


—¿De qué estás hablando? —indagó Sailor Moon con curiosidad. Un escalofrío recorrió por todo su cuerpo al escuchar que alguien buscaba gobernar toda la existencia.


—No es importante —declaró el soldado. Sin perder tiempo levantó su cañón y disparó una ráfaga de cuatro esferas


Las tres sailor evadieron los ataques de hábiles saltos. Las esferas chocaron contra varios escombros.


Sailor Venus se colocó al frente de sus compañeras, concentró su poder y extendiendo su mano derecha con el dedo índice estirado creó una luz amarilla—. Kuressento Bīmu Shawā


La luz amarilla se convirtió en un rayo que saltó hacia la parte superior del enemigo, en ese lugar se dividió en varios rayos que cayeron sobre el soldado con fuerza.


—¡Argh! —gruñó el soldado con dolor. Enseguida notó como su armadura se había desquebrajado en varios lugares—. Miserable


—Es alguien fuerte —comentó Sailor Mercury al ver que seguía en pie


El soldado lanzó su arma al piso con molestia. Junto sus manos y sonrío. De los pies de las tres scouts salieron un sinnúmero de agujas que cortaron y las lanzaron por los aires. Se acercó a su arma y apuntándolas sonrío.


Las tres sailor intentaron ponerse de pie rápidamente, pero antes de poder hacer algo notaron como el soldado era cortado en dos pedazos de forma vertical. La sangre salpicó a sus trajes, mientras quedaban aterrorizadas.


—¿Eh? —declaró un sujeto con traje negro, camisa roja con filos plateados. Llevaba una máscara plateada que simulaba el cráneo de un toro, de la misma salían dos largos cuernos envueltos. En su mano llevaba una espada ensangrentada—. Pues ha sido tu culpa por estar en medio de mis objetivos


Sailor Moon seguía en el suelo lastimada, sus piernas temblaban. Sailor Venus y Mercury estaban de pie al frente de Sailor Moon en pose defensiva.


—Tres pequeñas niñas. Antes que nada, tengo que advertirles que no me da placer asesinar niñas, pero órdenes son órdenes.


Bull’s incarnation —gritó el enemigo extendiendo su espada. Una ráfaga dorada se dirigió hacia las tres chicas. Venus junto a Mercury cerraron sus ojos y solo vieron cómo defender a Sailor Moon. Escucharon el sonido de choque, al regresar a miraron se toparon con un joven estaba ante ellas, sosteniendo en su mano un gran rifle, que a juzgar por el humo que salía, había detenido el ataque.


—La resistencia. Los imaginaba más cobardes —respondió el enemigo


Shinji no contestó ante la provocación, levantó su rifle y apuntó al enemigo.


—Podías haberme esperado —reclamó Hisako apareciendo desde un costado. Sus cadenas estaban manchadas con distintos líquidos.


—Eres algo lenta —respondió


—Dime, ¿Quién crees arrastrará tu cuerpo cuando mueras? —


Shinji evitó mandar un comentario ante ello.


—Y dicen que nosotros somos los malos —respondió el enemigo


—¡Cállate! —gritaron Hisako y Shinji al unísono


Sailor Venus miraba la extraña escena con recelo, por una parte, estaba segura que el chico les había salvado, pero no estaba segura si podía confiar en ellos.


—Son ellos —declaró Sailor Moon en voz baja. Sailor Mercury asintió ante la inquietud de Venus.


—¿Quiénes son ustedes? —preguntó Sailor Moon levantándose del piso. Una hilera de sangre cayó por una de sus piernas


—Eres la chica del templo —contestó Shinji llevando el rifle por su hombro para que descanse


Sailor Moon y Mercury se quedaron en silencio, ¿Cómo les habían reconocido?


El enemigo saltó en dirección de Sailor Moon con su espada, pero ante de llegar a su objetivo se encontró con las cadenas de Hisako, que lo hicieron retroceder.


—Creo que primero tendré que matarlos a ustedes dos


—Inténtalo —gruñó Hisako—. El único que morirá eres tú


—Mi nombre es Bos Namad. Guerrero al servicio de Abaddon—


Shinji permaneció en silencio. Su compañera era fuerte lo reconocía, pero el tipo al frente suyo era alguien de gran poder.


—Ahora, Hisako y Shinji. Que sólo quede uno en pie —contestó con su espada en alto


Hisako se preguntaba cómo sabía su nombre. Levantó sus cadenas para atacar, cuando notó la mano de Shinji que la detenía.


—Bos Namad. Un arcano al servicio de Abaddon—


—¿Qué? —inquirió Hisako con sorpresa. Dio dos pasos para atrás y sus cadenas comenzaron a moverse a mayor velocidad


—Shinji, comandante militar de Rathúnas. Según recuerdo, la última vez te corte en dos pedazos—


Hisako sintió un escalofrío, observó a su compañero. La mirada estaba cargada de furia y rencor, definitivamente conocía de lo que era capaz.


—Está vez tendrás que cortarme en más pedazos si quieres detenerme —refutó Shinji tomando su rifle y disparando


—Será un placer —gruñó Bos Namad saltando hacia su enemigo mientras con su espada cortaba todas las balas por la mitad.

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